Cuando era pequeña, me gustaba jugar en el pasto del jardín de mi abuela.
Siempre encontraba catarinas, hormigueros y uno que otro gusano.
Pero cuando veía una cochinilla brotaba a mi mente la pregunta: ¿Porqué se esconden?
¿Porqué cuando quiero jugar con ellas eviten mostrarse y se enroscan?
Y las veía meter sus patas y rodar por el pasto, "¿Porqué se esconden? ¿Porqué?
¿Acaso huyen por miedo? se esconden para evadirse de algo que no les gusta? ¿Porqué se siguen escondiendo?
Ahora que veo una, le pregunto: ¿Te has cansado acaso de ver el sol? ¿O te has dado cuenta que la oscuridad en tu propio cuerpo, en tus entrañas, tiene más luz?
Si es así, amiga, tengo mucho que aprender de ti.
lunes, 27 de abril de 2009
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