miércoles, 18 de febrero de 2009

una torre cayendo en pedazos...

Con un ruido ensordecedor instituyó en el camino de hierro
la población que por tantos años vivió en calma, en paz.

Una calma y una paz que cosecharon una sociedad enraizada a los ideales, a los deberes...
aferrada a sus creencias y a sus fiestas dominicales en que manifestaban sus sentires.

Esa quietud aparente conquistó los corazones laguneros por un siglo;
un centenario que después de festejarse, derramó la sangre de los serenos.

En las noches sombrías lo último que se escucha después de sirenas y heridas al aire es esa torre cayendo en pedazos...

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Por todos nosotros....los que estamos y los que ya no están; los que aún no vienen, no terminemos con un mundo, un México, una torre punto final

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